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Afectar a la calidad del día, esa es la mayor de las artes.
Thoreau
De vez en cuando trato temas más relacionados con el estilo de vida. Porque no todo en la vida es entrenamiento. Me gusta leer a Séneca y sobre todo llevar cosas a la práctica. Ir incorporando en mi día a día ciertas cosas: Ser proactivo, centrarse en lo esencial, etc.
Lo que hoy quiero compartir es lo más práctico que he compartido hasta ahora. Lo más fácil de aplicar. Y no por ello, carece de valor o de importancia. Es algo tan básico y tan sencillo que casi da risa: Dar los buenos días.
Estamos perdiendo los buenos días
Vivo en un pueblo que tiene una parte de urbanización y otra de pueblo pueblo, con sus casas antiguas.
Si vas por la zona de la urbanización y te cruzas a alguien (salvo que le conozcas), lo más normal es que baje la mirada o mire para otro lado o incluso que se cambie de acera. Todo esto para evitar saludar. Parece que nos da vergüenza decir «hola», no digamos ya dar los buenos días.
De hecho hay gente a la que la saludas y ni siquiera te contesta… Algo curioso.
Pero si te das una vuelta por el pueblo la cosa cambia. Si vas por la calle y viene de frente un abuelete lo más seguro es que te dé los buenos días, o las buenas tardes o lo que toque. Si te descuidas se parará y comenzará una conversación.
Pero, ¿qué coño nos está pasando? ¿Tanto cuesta dar los buenos días?
Da los buenos días cuanto entres a algún sitio
Quizá la calle sea un lugar donde ya no se da los buenos días. Pero cuando entras a un sitio, ¡da los buenos días hombre!
Voy a contar una pequeña historia en plan abuelo cebolleta.
Cuando era chaval, solíamos ir los colegas a una pequeña tasta a tomar unos botijos. Casa Claudio se sigue llamando, aunque la han reformado y ya no mola tanto.
Un día entré a pedir para sacar los botellines a los colegas. Había bastante gente. Cuando llegué a la barra y el chaval (unos 10 años mayor que yo) me miró, le dije:
– ¡Buenas noches!. (En mi defensa tengo que decir que aún no estaba afectado por el alcohol).
El tío se quedó alucinado y soltó un:
– ¡¡Coño!! ¡Por fin alguien que da las buenas noches! ¡Buenas noches!
Se puso realmente contento y me hizo muchísima gracia su reacción. Luego pensando me di cuenta de que si llevas sirviendo cervezas durante varias horas y hasta la tercera hora no te dan las buenas noches tiene que joder un poco 🙂
El caso es que nos reímos, yo le hice pasar un momento agradable, el me lo hizo pasar a mí y encima creo que me echó más cacahuetes que a los demás. Fíjate, sólo con dar las buenas noches.
Es posible que si das los buenos días te los devuelvan
Hoy en día creo que a todas las personas que atienden en los comercios están obligadas a dar los buenos días. No se trata de eso, ¿a que notáis la que lo dice porque la obligan?
Hombre, si tienes un día de mierda, pues ya forzarte a dar los buenos días es un gran paso. Pero de verdad, cuando entres en un sitio prueba a dar los buenos días con fuerza. Es algo casi mágico.
La próxima vez que entres a una tienda dale los buenos días (con ganas) a la persona que está atendiendo. Verás como te los devuelve pero con ganas, es curioso porque muchas veces hasta se sorprendes. Es normal, cuando la mayoría de la gente les gruñe algo por lo bajito…
Si esto funciona con una persona que no te conoce imagínate con alguien más cercano. Cuando te despiertes dale los buenos días a tu chica/chico/mujer/marido y quien veas por casa. Que a parte de ser de buena educación sienta igual de bien (o más) al que lo da que al que lo recibe.
Esto no es una ciencia exacta
Aunque este pequeño truco suele funcionar no siempre funciona. Hay personas que no cambiarán su cara de seta y no te devolverán el saludo. Pero no pasa nada, sigue intentándolo, seguro que el próximo al que le des los buenos días te lo devolverá.
Ponlo en práctica, que esto sí que es fácil. Y si eres el cara de seta que gruñe algo para el cuello de su camisa o ni siquiera contesta, ¿anímate hombre! (o mujer) verás que bien sienta.
Qué fácil puede ser arrancarle una sonrisa a alguien, como decía Thoreau: afectar a la calidad del día.
¡Buenos días!