Cuando hablamos de niños y minimalismo tratamos el tema de porqué era beneficioso que los niños pasaran el mayor tiempo posible descalzos, puse como ejemplo de los niños de Nueva Zelanda. Hay muchos niños que van al colegio descalzos porque no tienen más remedio. Pero el caso de este país me parece curioso y llamativo porque ELIGEN ir descalzos, no se trata de un problema de pobreza.
De hecho en Nueva Zelanda hay una frase hecha «kiwi kid feet» (pie de niño kiwi, lo de kiwi va por lo de neozelandés) refiriéndose a la dureza natural de los pies de los niños de este país. El tipo de «cultura del deporte» al aire libre y de que tienen gran cantidad de playas y parques que promueven este estilo de vida ayuda también a este hecho.
Hoy la cosa no va de estudios científicos. Va más bien de cómo en unas culturas vemos algo con extrema rareza, que en otras es algo totalmente normal. De hecho muchos de vosotros me hacéis llegar la preocupación y la vergüenza que os da correr descalzos o sencillamente en huaraches. Ver que eso es normal en la otra punta del mundo igual os ayuda a verlo desde otra perspectiva y os anima a quitar la vergüenza 🙂
Es curioso como a alguien de fuera le choca esto. Este es el testimonio de una mujer europea que se fue allí a vivir:
Al principio, estaba horrorizada al ver a los niños del colegio con los pies descalzos, especialmente cuando llovía, pero ahora llevamos aquí 6 meses y todos los días cuando mi hija viene del colegio, lo hace sin zapatos, llueva, haga frío, etc. Sus pies se han endurecido considerablemente y ella puede caminar sobre el pavimento más áspero sin quejarse. Yo aún no soy tan valiente, quizá en verano…»
He estado investigando en foros y no van TODOS los niños descalzos, van más o menos la mitad (dato obtenido a ojímetro en un foro). Sencillamente es una opción más. Había uno que decía que su hijo mayor iba siempre con zapatos y el pequeño, siempre descalzo, aunque hiciera frío.
La verdad que estaría bien que poco a poco esto de ir por ahí descalzo andando o corriendo vaya creciendo y que sea una opción más, como tantas otras. Y que la gente no se extrañe ni te mire con cara rara. Quien sabe… Igual dentro de unos años es una realidad 🙂
Siempre hay algo de debate
El ir descalzo también tiene sus inconvenientes. En este artículo de la prensa local se debate si es apropiado o no que los chavales compitan descalzos en las carreras. Hay unos que dicen que los muchachos se pueden lesionar los pies, hacer algún corte. En el otro bando, argumentan que Bikila fue medalla de oro en la maratón de 1960 descalzo.
En este otro artículo también se trata el mismo debate. Algún padre indignado porque a su hijo no le han dejado correr descalzo. Etc, etc, etc. Este tema siempre tendrá algo de controversia…
Maorís y ejercicio físico
Antes de dejar hablar de los neozelandeses, me gustaría hacer un apunte, que aunque no tiene que ver con el minimalismo, sí que tiene que ver con la temática general que trato en la web. Por cierto, también hablé de ellos, en cuanto a alimentación, en Vaiana, la dieta paleo y el gen ahorrador. ¡Qué juego que dan! 🙂
Leyendo el libro de Weston Price, Nutrition and Physical Degeneration, en el que habla sobre alimentación, me encontré con una cita muy curiosa sobre los maorís y el ejercicio físico. Por cierto, si buscáis un poco en Google lo encontraréis en PDF.

Viene a decir lo siguiente:
Probablemente pocas razas han desarrollado la calistenia y el ejercicio físico sistemático hasta un punto tan elevado como los maorí primitivos. Por la mañana temprano, el jefe del pueblo empieza a cantar una canción que es acompañada con una danza rítmica. Le siguen, no sólo los de su casa, sino todos los miembros de las casas vecinas hasta que el pueblo entero está moviéndose al unísono. Esto tiene un marcado efecto beneficioso no sólo en el desarrollo de la respiración profunda, sino también en el de los músculos del cuerpo, particularmente los del abdomen, con el resultado de que estas personas mantienen excelentes figuras hasta la vejez.»
A parte de esto, yo diría más. También afianza el carácter de grupo, al estilo de Roseto.
Aunque lo que hacen los All Black de rugby es una danza de guerra con el fin de intimidar al enemigo, esta danza calisténica que comenta Price en su libro tiene toda la pinta de ser algo muy parecido.
Volvamos al tema minimalista con otros ejemplos.
Más ejemplos de barefoot en otros países
Parece ser que en algunos países europeos esto del barefoot está algo más extendido. Mi hermano estuvo el verano pasado en Noruega y vio a varias personas descalzas haciendo rutas por montaña, tipo trekking en verano, no estoy hablando de pisar nieve.
Aquí en España nos pasa algo así como con las bicis, que a pesar de tener mejor clima que nuestros vecinos que viven más al norte, nos cuesta más incluirlas como medio de transporte…
Pero creo que poco a poco se irá viendo como una opción. Este mismo año, a principios de marzo se celebró la primera carrera en Madrid con categoría para los que corríamos descalzos, el Cross Descalcista de Hortaleza. Por cierto, una maravilla de ambiente y de recorrido agradable para los pies. Además también puedes correr aunque vayas con zapatillas o huaraches. No es la primera en España, pero sí lo ha sido en la zona centro.

Volviendo de nuevo fuera de nuestras fronteras, en Morgex, en el Valle de Aosta, al norte de Italia hay una pequeña ruta de 600 m por la naturaleza preparada específicamente para poder ir descalzo. En ella se pasa por diferentes suelos: piedras, arena, barro…

No es un gran recorrido y está todo muy controlado, pero me parece una gran iniciativa para que cualquiera pueda probar esto con total seguridad y sin sentirse raro. Aquí os dejo la web de la localidad donde lo explica en detalle y salen más fotos.
Reflexión final
Hay otros países en los que la opción de ir descalzo es algo totalmente normal. En España, en el 2017, ver a alguien corriendo descalzo es raro, pero más aún es verlo caminando. Parece ser que al ir más rápido da menos vergüenza 🙂
No se trata de querer imponer esto del barefoot ni mucho menos. Se trata de mirarlo socialmente desde otro punto de vista. Y si nos apetece hacerlo, el hecho de que en la otra punta del mundo sea algo totalmente normal, quizá nos ayude a superar un poco la vergüenza. Quizá no tanto para ir descalzos por a calle, pero igual para animarnos a hacerlo en ciertos momentos: en el campo, en un parque… ¡Cuando nos veamos cómodos!
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