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Las mujeres en el Paleolítico no solían cazar. Pero sí que participaban en las grandes cacerías, ya que una vez derribada la presa gran parte del poblado ayudaba a llevar la carne al campamento. Y no sólo eso, también eran las encargadas de recolectar frutos, tubérculos, legumbres (sí, en el Paleolítico comían legumbres) y de más alimentos vegetales. ¿Quién trabajaba más, los hombres o las mujeres?
Te dejo los enlaces a las primeras partes de esta serie por si quisieras echarlas un vistazo:
- 221. Entrenamiento paleo: actividad física basada en nuestra herencia como cazadores-recolectores (parte I)
- 231. Entrenamiento paleo en el exterior, descalzos y variado (parte II)
Actividad física de las mujeres en el Paleolítico: las recolectoras
Las mujeres no sólo recolectaban alimentos vegetales, también se encargaban de recolectar huevos, insectos o incluso pequeños animales como tortugas, cangrejos, etc.
Igual que los hombres, no tenían que salir a currar todos los días. Generalmente lo hacían un día sí y otro no o incluso cada dos días.
Iban en grupo y caminaban varios kilómetros en busca, no sólo de alimento, sino también de leña o incluso agua.
La recolección no era generalmente ir a por moras con una cestita. Tenían que llevar al campamento gran parte del alimento que se consumía en él y eso pesa. Imagina caminar 5 kilómetros en busca de una planta que sabes que debajo tiene una buena raíz en forma de tubérculo. Después ponte en posición de sentadilla profunda a cavar con un palo (bienvenidos al Paleolítico) y consigue desenterrar 10 kilos después de una hora de curro.
Esto no se lleva al campamento en una cómoda mochila de trekking. Tendrás un cesto que llevarás en la cabeza o apoyado en la cadera o como buenamente se te ocurra los 5 kilómetros de vuelta. Y que no tengas un bebé a tu cargo para sumar a la carga (vaya festival de juego de palabras 🙂 ).
Actividad física de las madres paleolíticas
Según este artículo científico se estima que las mujeres recolectoras llevaban al niño encima hasta los 4 años de edad. Durante este periodo la mujer podría llevarle durante unos 4.800 kilómetros. En el Paleolítico no había Bugaboo.
No sólo había que recolectar…
Cocinar
A parte de esto les tocaba hacer la comida. Si recolectaban 20 kilos de nueces luego había que partir las tropecientas mil nueces y así con todo. Digamos que no había entrecot de antílope, había que despellejarlo, cortarlo (con piedras afiladas), preparar el fuego y cocinarlo.
¿Te das cuenta como todo va sumando en cuanto a actividad física? ¿Cómo el entorno nos moldea?
Bailes
Pero en el Paleolítico no era todo sufrimiento, carencias y trabajo duro. No todo era blanco o negro y si fallabas en la cacería te morías de hambre. Había energía de sobra para el cachondeo. Varias noches a la semana se bailaba alrededor del fuego, a veces durante horas.
Y esto no era exclusivo de las mujeres, los hombres también bailaban. Aunque seguro que alguno que otro se quedaba con el codo apoyado en la barra 🙂
Sexo
Después de un buen baile, si la cosa se da bien igual mojabas y todo.
Bromas a parte. El sexo era algo frecuente en nuestros antepasados. Esto también consume calorías, mejora el bienestar y la longevidad (todo esto asumiendo que estamos protegidos frente a enfermedades contagiosas).
Si ajustamos factores de confusión, como edad y el riesgo de enfermedad cardiovascular, los hombres y mujeres que más sexo practican tienen los rangos de mortalidad más bajos.
El sexo también mejora la función del sistema inmune (mejor que el Actimel). Baja el riesgo de cáncer de próstata y el de enfermedad cardiovascular (mejor, de largo, que el Danacol).
El sexo requiere actividad física. Una sesión vigorosa (me descojono con como les gusta utilizar esta palabra en los estudios) de 30 minutos de sexo quema unas 200 kcal. El equivalente a correr 15 minutos o andar más de 3 kilómetros.
En el orgasmo el pico de pulsaciones alcanza de entre 120 a 150 (más si utilizas posturas calisténicas). Con lo que equivale a un entrenamiento de intensidad moderada.
Además ejercitas muslos, glúteo, brazos, músculos del tórax, etc. lo mismo que un plan de calistenia pero mucho más divertido.
El sexo crea un buen entorno hormonal. Aumenta los niveles de testosterona, lo que promueve la fuerza ósea y muscular. También estimula la prolactina, que está relacionada con el buen humor, la vinculación psicológica con tu pareja y el olfato. Vamos que tengo que decir que ni la calistenia supera al sexo.
Si quieres tener más argumentos para convencer a tu pareja de practicar el sexo con más frecuencia echa un vistazo al artículo Sexo para prevenir enfermedad cardiovascular.
En el Paleolítico, ¿trabajaban más las mujeres o los hombres?
Los hombres por naturaleza tenemos más fuerza que las mujeres. Pero parecer ser que la opinión general es que cuando vivíamos en un modo de vida ancestral es posible que curraran más que nosotros.
Aunque ellas no iban de caza, ya hemos visto que no estaban de brazos cruzados. ¿Quién trabajaba más? Pues parece ser que los hombres.
Digo esto porque en los años 60, el científico Richard B. Lee calculó al milímetro, el gasto calórico de un campamento de la tribu Kung durante 4 semanas. Vio que las mujeres trabajaban una tercera parte menos que los hombres. En cambio, les cundía mucho más: traían al campamento mucho más alimento que ellos.
Esto no quiere decir que fuera así en todas las tribus, pero tiene sentido que la recolección sea más eficiente en cuanto a llevar calorías al campamento, que la caza.
Por cierto, no necesitaban trabajar 5 o 6 días a la semana (como hacemos en nuestra sociedad). Cuanto se hizo el estudio que acabo de comentar, los días a la semana de trabajo eran tan solo de 2 a la semana. ¡Viva el progreso!
En la parte IV continuaremos con este entrenamiento paleo, o hablando con propiedad, con la actividad física de nuestros antepasados cazadores-recolectores: Trabajo en el Paleolítico: la jornada laboral del cazador-recolector
Estas son todos los artículos sobre Entrenamiento paleo :